
21 Oct Lavarse las Manos Desde Cuándo
Lavarse las Manos Desde Cuándo. Lavarse las manos es fundamental para prevenir las infecciones. Las cifras que manejan la Unicef y la Organización Mundial de la Salud de muertes de menores por enfermedades diarreicas, debido a malas medidas de higiene personal y a la falta de agua potable, son escalofriantes.
Lo cierto es que este sencillo gesto puede evitar la propagación de enfermedades de transmisión por virus.
Ahora, el coronavirus ha conseguido que todo el mundo se dé cuenta de lo importante que es hacerlo para no contagiarse. Esperemos que esta costumbre perdure y no nos olvidemos de ella una vez que todo esto pase.
Parece que lavarse las manos es algo que todo el mundo conoce y que lleva poniéndose en práctica mucho tiempo. Bueno la verdad es que no todo el mundo lo hace con la asiduidad que se debe hacer. Además, este gesto es algo relativamente moderno.
Lavarse las Manos Desde Cuándo
Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865, Budapest), médico cirujano y obstetra en el Imperio austríaco. Semmelweis, fue quien se dio cuenta de la importancia de la higiene para evitar contagios.
En 1847, el médico húngaro Ignaz Semmelweis demostró que esta práctica, literalmente, salvaba a muchas personas de la muerte. No obstante, la comunidad científica no quiso admitirlo hasta décadas después por culpa del rechazo de una parte importante de sus colegas.
La especialidad de Semmelweis era el control de las infecciones tras el parto y la ejerció como asistente de obstetricia en el Gran Hospital General de Viena a mediados del siglo XIX.
En el hospital había dos secciones de maternidad una, en la que las pacientes eran indigentes, llevada por médicos y estudiantes y la otra, compuesta por comadronas y sus alumnas. Semmelweis observó que la mortalidad materna en la primera sección, era 10 veces superior a la de la segunda.
Las Estadísticas Eran Claras
Semmelweis se puso a estudiar los casos y comenzó a elaborar estadísticas de una y otra sección basándose en los archivos del hospital. Al principio, se sintió un poco frustrado porque los métodos de tratamiento, etc., eran similares. Estudiando sus propios informes, con más detenimiento, pudo comprobar que en la primera sección había más práctica de los estudiantes. Encontró que como parte de la formación de los nuevos doctores, los médicos y estudiantes de la clínica realizaban autopsias a diario y a continuación, sin solución de continuidad, atendían a las pacientes en el parto. Este hallazgo le llevó a señalar, que la causa de una mortalidad tan alta, era el transporte de materia putrefacta desde lo cadáveres hasta las pacientes del hospital, por parte de los estudiantes.
Convencido de su hallazgo, instaló un lavabo en la entrada de la sala de partos, en contra de la voluntad del doctor responsable de la clínica. Poco después, Philipp Semmelweis, fue despedido.
Posteriormente, un accidente con un bisturí de disección provocó que un médico se viera afectado por sépsis. Este hecho ocasionó la vuelta del Dr. Semmelweis al hospital y que se tuviera en cuenta su teoría sobre la importancia de la higiene en las manos. Tras obligar a los estudiantes a lavarse las manos regularmente, los fallecimientos comenzaron a disminuir en gran medida y muy poco tiempo.
La Arrogancia de la Comunidad Científica Rechazó su Descubrimiento
Aun así, la arrogancia y el escepticismo del colectivo médico de la época, hizo que sufriera el rechazo de la mayoría de sus compañeros y jefes mientras estuvo en activo. Posiblemente, la envidia hizo que fuera muy criticado por parte de muchos de sus compañeros de profesión. Esta falta de comprensión, consiguió hundirle en la depresión y muy joven comenzó a sufrir demencia senil.
Ignaz Philipp Semmelweis, padre del control de infecciones, falleció por infección tras abrir un cadáver con un bisturí y meter las manos en el interior del cuerpo, en un ataque de locura. Todo ocurrió ante la atónita mirada de profesores y alumnos de la Facultad donde él mismo había sido profesor.
Ahora, todo el mundo conoce que una de las principales medidas de higiene sencilla y eficaz y capaz de evitar contagios e infecciones es lavarse las manos. Se lo debemos a una persona que se enfrentó al corporativismo y la falta de apertura mental de sus compañeros de profesión.
Aunque parezca mentira, todavía nos queda camino por recorrer. Un estudio realizado entre estudiantes universitarios, señaló que tras ir al baño, sólo el 57% de las personas se lavaban las manos. Además, antes de comer únicamente lo hacían el 7%.
Lávate las manos, es por tu salud.
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